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Microplásticos: una amenaza invisible que afecta al medio ambiente y la salud humana

Mazatlán, Sinaloa. – Los microplásticos, pequeñas partículas de plástico de menos de 5 mm, están contaminando ríos, lagos y océanos a un ritmo alarmante. La Dra. Daniela Alvarado Zambrano, investigadora de la Universidad Politécnica de Sinaloa (UPSIN), advierte sobre los impactos de estos contaminantes en la fauna marina y en la salud humana.

“El mar se dice que es el último destino de todos los contaminantes que suceden en la tierra. Todo lo que hagamos en nuestras ciudades y pueblos, finalmente, termina en el mar”, señala la especialista. Los plásticos de gran tamaño, como bolsas y botellas, se degradan con el tiempo debido a la exposición al sol, el agua y el viento, convirtiéndose en microplásticos.

Uno de los efectos más preocupantes es su impacto en la cadena trófica. “Los peces y otras especies ingieren estos microplásticos, ya sea por confusión o por accidente. Luego, los organismos más grandes se alimentan de ellos, y así hasta llegar a nosotros. Finalmente, los humanos también terminamos consumiendo estos microplásticos a través de los alimentos marinos”, explica la Dra. Alvarado.

Como parte de sus investigaciones, la doctora realizó un estudio en el estero de Urías, en colaboración con el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM. “Encontramos una gran cantidad de macroplásticos, principalmente bolsas y tapas de plástico. En cuanto a microplásticos, detectamos materiales como poliéster y algodón, provenientes del lavado de ropa”, detalla. Aunque el algodón no es un plástico, se considera un contaminante por su presencia masiva en los ecosistemas acuáticos. Además, tanto el poliéster como el algodón actúan como esponjas absorbentes de sustancias presentes en el agua, incluidas algunas con potencial cancerígeno. Estas sustancias pueden acumularse en la fauna marina a través de la cadena trófica y, eventualmente, llegar a los seres humanos.

Los efectos de los microplásticos en los organismos siguen siendo objeto de investigación, pero los estudios iniciales han demostrado alteraciones en la movilidad, la reproducción y la alimentación de especies marinas. En humanos, el panorama es aún más incierto. “Se han detectado microplásticos en placentas, testículos, cerebro y sangre. Aunque sus efectos aún se estudian, se sabe que pueden contener sustancias cancerígenas adheridas, aumentando la preocupación sobre su impacto en la salud”, menciona la investigadora.

Para mitigar este problema, la Dra. Alvarado propone medidas como la correcta disposición de residuos, el reciclaje y la reducción del consumo de plásticos. Además, enfatiza la importancia de la educación ambiental. “Debemos generar conciencia sobre el impacto de nuestro consumo. Muchas veces adquirimos productos que realmente no necesitamos, contribuyendo al problema de la contaminación”, concluye.

El estudio en el estero de Urías es un llamado de atención sobre la urgencia de adoptar hábitos más sostenibles y responsables con el medio ambiente. La investigación científica sigue explorando el alcance de los efectos de los microplásticos, pero la acción ciudadana es clave para reducir su impacto desde ahora.

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